En la economía actual las fuentes de productividad y los mecanismos de competitividad dependen esencialmente, tanto para las empresas como para las regiones o países, de la capacidad de generar, procesar y transmitir información y conocimiento.
En estos tiempos de recesión las empresas están obligadas más que nunca a cruzar las fronteras nacionales para sobrevivir. Para las empresas “ser global” significa más que estar presente en todo el mundo: deben compartir y distribuir rápidamente información entre empleados, partners, proveedores y clientes.
Para conseguirlo debemos desarrollar co-creatividad. La co-creatividad es lo que en definitiva nos distingue los seres humanos de los ordenadores y robots y describe la manera de tratar unos a otros. Nos permitirá relacionarnos con las personas como sujetos, en lugar de convertir al prójimo en objeto de nuestras intenciones y objetivos, nuestras expectativas y opiniones, o incluso de nuestras disposiciones y medidas.
Trabajermos en pequeños equipos cuyos miembros tendrán los mismos derechos y se respetarán y apreciarán mutuamente. Estos equipos comprometidos serán los con la mayor capacidad de trabajar de forma co-creativa e innovadora y de aprender algo nuevo cada día.